las facturas del Rey Salomón
Dice la historia, que en un tiempo muy lejano, fueron dos madres a disputarse un hijo delante del Rey Salomón. Éste era famoso por su gran sabiduría y su capacidad para resolver el peor de los enredos. Así pues, escuchó pacientemente a las dos mujeres que reclamaban ser la madre del bebé que lloraba desconsoladamente en brazos del rey y, una vez concluídos los discursos, pidió una espada y cogió al niño como pollo a degollar y concluyó que, al no saber cual de ellas era la madre, cortaría al bebé en dos y así tendrían contento con su mitad de la disputa.
Sin apenas terminar el rey, una de las mujeres, salto a los pies del juez y le suplicó que no lo hiciera, que antes de hacer eso le diera el niño a la otra, que no soportaría ver al bebé muriendo ante ella...
Así quedó resuelta la disputa: la mujer que le suplicó volvió a casa con su hijo, ¿cuál madre tiene corazón para ver sufrir su hijo?
Sigue la historia contando que era un rey muy buscado para resolver un sinfin de peleas y en otra ocasión vinieron dos mujeres a disputarse la manutención de un hijo. Estas ya sabían la resolución del otro caso, y el Rey decidió dejar las armas y apuntar más fino así que en tan sólo mencionar toda la cola de facturas que acarrea un hijo de pañales, comida, ropa, colegios, caprichos y estudios... saltó la verdadera madre suplicando que le dieran el hijo a la otra, puesto que ¿que madre soltera puede acarrear tales gastos?
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